Ambulare per Britannos…

Con esta cita de Floro que me lleva rondando la cabeza desde que llegué, doy comienzo aquí al relato de mis aventuras por la verde Albión, a donde he tenido la ocasión de trasladarme temporalmente gracias a una beca postdoctoral. Llevo en Oxford cuatro días, por lo que, de momento, sólo me he dedicado a hacer un poquito la turista despistada, y a gestionar los carnets y demás papeleos sine quibus non. La vasta desolación de mis conocimientos de inglés me ha dado para comprarme un gorro con orejeras, un boli, un libro sobre gatos de segunda mano, y una taza en la tienda de la Bodleian con un alphabetum Latinorum humanístico en mayúsculas, obra de Ludovico Vicentino (c. 1523). Una maravilla, vamos. Hasta consigo hacer la compra, tomarme cafés y tés, y comer en restaurantes, aunque los tenderos y camareros me miran algo desesperados, al verme tartamudear sílabas incomprensibles. Mejoraré, lo prometo.

De momento no me ha pasado nada reseñable. Bueno, que me peleé con el señor autobusero que me trajo desde el aeropuerto hasta aquí. Se empeñaba el hombre en meter la maletita en que llevaba yo el portátil en el maletero de la parte de abajo del autobús, y yo no quería porque iba vacío y no estaba dispuesta a que fuera todo el viaje dando bandazos. Yo empeñada en que no, y él en que sí, que si era muy peligroso llevar esa maleta arriba, y más cosas me decía que no entendí demasiado. Al final me dijo: «¿qué es más importante, el ordenador o tú?». Y yo, haciendo un esfuerzo, le dije «the computer, of course», pensando que el toque de humor británico le iba a gustar al señor; pero no, ni se rió siquiera. Así que, como llevaba dentro la mochila con el ordenador, la saqué, y ésa sí me la dejó llevar arriba. Se cabreó bastante, la verdad.

En fin, llegué a la residencia sin problema ninguno, en taxi, y mi habitación resultó ser un pasillo algo espartano.

Los días siguientes me he dedicado a pasear por la ciudad. Amigas de fiar me han dicho que con el carnet de estudiante se puede entrar gratis a los colleges, así que no he entrado más que en el mío todavía. «El mío», digo, jejejeje; más bien es el college en el que trabaja mi supervisor, porque no creo que vaya a estar allí demasiado tiempo. Bueno, si dan en él algún seminario que me interese, claro. De momento le he hecho algunas fotos, porque es precioso. Un día intentaré sacar la biblioteca, que es también una maravilla gótica del siglo XV.

El paseo de esta mañana me ha dado para hacer los primeros retratos de la ciudad, y por la tarde he estado en la Bodleian, porque tenían expuestos tres manuscritos de los siglos XIII, XIV y XV en la Divinity School, sólo por un día, y se podían ver gratis (Más información en su página).

Ya iré poniendo más cosas.

5 comentarios Ambulare per Britannos…

  1. José Eduardo

    Muchas gracias por el (tip) del Griego*… vi la página de inicio, me sorprende que seas Filóloga*, me maravilla esa idea, en México, con la plaga de Capitalismo y basura literaria, todas las personas quieren ser ‘como los de la tele*’, y buscan Profesiones consagradas al interés económino y no al interes humano… y pues en mi clase de Filosofía del Lenguaje, me pidieron una investigación y pues la estoy haciendo sobre el lenguaje en ‘Brief über den humanismus’ de Heidegger, estoy tomando otras fuentes como obras de M. Foucault y Strauss… me encató el lenguaje… y pues al ver tu profesión me sorprendi realmente… Gracias, reitero… Gracias.

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    1. Sandra

      Muchas gracias, José Eduardo. Sí, a mí también me gusta mucho mi “profesión”, es un verdadero placer. Me alegro mucho de que la web te haya resultado útil. Si tienes cualquier otra duda, aquí estaré.
      Un abrazo.

      Responder
    1. Sandra

      Muchas gracias, Pompilo. Tengo que arreglar todavía un par de cosillas, pero sí está chulo, sí. A ver si entre biblioteca y biblioteca me pongo un rato con ello. Felices fiestas, y nos leemos. Un beso.

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